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    La Alimentación Crudi-Vegana (ACV) es CRUDA porque al cocinar los alimentos, al elevar su temperatura a más de 46°C, destruimos su composición química y destruimos sus nutrientes desde un 60 hasta un 80%.

    Las vitaminas y enzimas se destruyen, no así los minerales. Pero los minerales requieren de las enzimas para ser transportados, por lo que finalmente tampoco recibimos los minerales contenidos en los alimentos.

    Y es VEGANA, porque dentro del reino vegetal encontramos todos los nutrientes que nuestro cuerpo necesita y no contiene toxinas. A excepción de las toxinas incluídas por el hombre en su producción, como los pesticidas, herbicidas, etc. De ahí la importancia de consumir alimentos ORGÁNICOS. Entendiendo toxina como aquello que daña nuestro cuerpo.


    Excluye por tanto:
    • los animales muertos como la vaca, el pollo, pescados y mariscos así como sus productos derivados, como los lácteos y el huevo, que si bien contienen proteínas y otros nutrientes, también contienen grasas saturadas y tantas otras toxinas.
    • productos procesados o industrializados, que contienen químicos y conservadores artificiales.
    • harinas blancas, harinas procesadas que eliminan gran cantidad de nutrientes de los alimentos y la fibra que necesitamos para realizar una digestión efectiva.

    Así, la Cocina Crudi-vegana ha ido recuperando y creando ricas recetas que cuidan de la armonía que requiere nuestro cuerpo respecto de los nutrientes que los alimentos contienen.

    Ir integrando cada vez más alimentos crudi-veganos en nuestra mesa va a cambiar nuestra salud y ello se va a ver reflejado en la vitalidad de nuestro cuerpo, en nuestro estado emocional, mental y espiritual porque es un retorno a nosotros mismos en nuestra vinculación con la VIDA.

    Nos permite ser más humildes, reconocer nuestra dependencia con respecto a la comunidad, a la tierra, al sol, al agua, a los animales y las plantas.
    Nos permite descansar en la gratuidad y ser más agradecidos, porque la vida se nos ofrece gratuitamente.
    Nos permite ser más inteligentes y responsables, dejar de destruir la capacidad de recreación de nuestra comunidad y su autosustentabilidad, y ser más amorosamente creativos.

    La Comida en nuestra mesa habla por nosotros.
    Es una opción en la que nos jugamos la calidad de vida que queremos para nosotros y para quienes amamos.

    Cambiar nuestros hábitos es difícil porque entraña sentimientos, creencias y valores adquiridos a lo largo de nuestra vida.

    El ser más conscientes respecto de lo que nuestro cuerpo necesita para sostenerse en la vida, comprender su funcionamiento y la armonía que requiere, en relación con lo que del mundo tomamos para comer, nos permitirá poco a poco ir integrando en nuestra mesa alimentos, no comida sin valor nutricional.

    Optar por alimentarnos es sin duda una decisión contra-cultural. En algunos lugares más dramáticamente que en otros.

    La Cocina Crudi-Vegana recupera el valor de alimentarnos, de cocinar, de orden y limpieza en nuestro cuerpo y de respetar los ciclos de la naturaleza, sus tiempos. Incluyéndonos a nosotros y el bienestar de nuestro cuerpo.



     

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